José García, cura de Monteblanco, dice estar alarmado por el hecho de que 649 ondeños hayan apoyado a España 2000. Él es solidario. Ayuda a los necesitados y, al parecer, éstos son inmigrantes. Dice querer una democracia psrticipativa y dar entrada a la política a otros partidos minoritarios. Por nuestra parte, no nos hemos comido a nadie... así que no entiendo las prevenciones del señor cura.
Vaya por delante que, aun sin conocer al cura de Monteblanco, estoy seguro de que se trata de una persona honesta y solidaria y por eso lamento más los desenfoques en los que cae.
Debería de felicitarse de que 649 ondeños no hayan votado ni al PP ni al PSOE, esas dos caras de una misma moneda que han hecho posibles la globalización, el crecimiento de las burbujas especulativas, la crisis económica, la corrupción generalizada y los 5.000.000 de parados. Si hay
algo en el régimen que no le gusta al cura de Monteblanco, he de recordarle que nosotros tenemos las manos limpias y la conciencia tranquila: no hemos sido artífices del duopolio político que viene arrastrando nuestro país desde hace décadas. También nosotros queremos una democracia participativa antes que una democracia formal y abominamos de la partidocracia que nos gobierna.
En segundo lugar, el cura de Monteblanco es solidario. Nosotros también lo somos. Ni él ni nosotros vamos a poder arreglar el mundo, pero si podemos intentarlo. La diferencia entre él y nosotros, es que él quiere hacer algo por las gentes del tercer mundo y nosotros queremos hacer algo (estamos haciendo algo) por nuestra gente, por los de aquí. El inmigrante que tiene la fortuna de estar entre nosotros, además de tener su patria tiene esta tierra de acogida donde encuentra a gentes solidarias, a ONGs que dicen luchar por ellos y por su bienestar. Lamentablemente, en Onda hay ondeños que lo están pasando muy mal, que cada día afrontan problemas inimaginables y por los que nadie está haciendo absolutamente nada, ni tienen otra tierra a la que ir poblada por gentes solidarias que preocuparse de ellos.
Entenderá el cura de Monteblanco que nosotros queramos hacer algo por nuestra gente.
El cura de Monteblanco parece ignorar que la inmigración es un producto de la globalización y no ha aparecido porque sí, sino para abaratar los costes de la mano de obra en los países el primer mundo; mientras, aquí se deslocalizan industrias que se reinstalan en el tercer mundo justamente para lo mismo y en donde trabaja mano de obra casi esclava. Para detener el proceso de la globalización hay que cortar los dos carriles por los que discurre.
Además de ser solidarios, hay que ser realistas.
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